A ratos, entre éxtasis nostálgicos se escaneó uno a uno los acólitos efebos que custodiaban sus imágenes preferidas, las más milagrosas, las de las cofradías de su barrio, de cuando era chica, las de Mayor Tormento.
Conmosioná y jarta botellines. Reventaíta de dá güertas toas las noches. Cogió sitio y tó pa vé los Armaos de la Macarena que tanto le gustaban.
En el Salvador le tocaron Amargura. Por Cuna pa'ella sonó Margot. Y el domingo por San Luis los campanilleros.
¡Con vapores de insienso¡. ¡Con su manto¡. ¡Con su corona¡. ¡Con su puñá¡.
¿Es realidad o es un sueño?. No, es de verdá. ¡Es a mí a quién mesen¡. ¡Grasias, Dios mío¡ ¡Grasias¡ ¡Grasias¡ ¡Grasias¡
¡No somos naide¡¡