14/11/09

Una de Piratas

Hoy me ha despertado el sonido del msj de mi antepenúltima conquista: “Como anda oy mi niño?”
Cafetera entera y veo que no tengo leche, echo al fregadero un par de platos de la fiesta selectiva y más afectiva que organicé anoche en casa, tiro los envoltorios de mi regalo de santo y me quedo con la caja, abro mis persianas, me incomoda mi erección, enciendo el ordenador mientras me pienso y decido no organizarme ningún plan y tomarme el sábado de asuntos propios en exclusiva para mi, pulso el play del Quintessential donde tengo volcadas más de 8.000 canciones y casualmente salta la banda sonora de Piratas del Caribe, 47 minutos que recuerdo hace años me pidió Diego le bajara como banda sonora para una de sus fiestas de cumpleaños que organicé. Observo el desastre de escritorio de mi ordenador, cientos de archivos y carpetas sin orden, pienso que es el reflejo de su usuario e instintivamente comienzo a abrir, eliminar, ubicar archivos mientras poco a poco siento como la casa se va llenando, hago como que no me doy cuenta y sigo a lo mio, subo el volumen de la música y veo un morenazo de sueño, Capitán Sparrow me dice desde mi espalda, más, otros, muchos, por todos lados veo figuras, giro con susto la cabeza y me faltan ojos,.... guapos, tristes, feos, todos risueños e intuyo algún incomprendido. Mi nombre es Barbosa,... pienso que no cabemos en la casa, demasiados personajes antagónicos que en minutos han convirtiendo mi territorio en parque temático, enorme, universal, maravilloso y nada aburrido. Salto del taburete, bailo, sonrío, los toco, son reales y están aquí conmigo, brinco con todos ellos hasta que empiezo a comprobar como se expanden por contagio las paredes de los 25 metros cuadrados de lugar que habito. Como la mejor producción me van dibujando un abismo espectacular justo debajo de mis ventanas. Hostia Consagrada¡¡¡ No puedo controlar mi imaginación... Es un abismo tan real, tan maravilloso... ahora sólo veo desde mis ventanas fachadas y tapias blancas a su distancia justa, uralitas con ganas de transformarse cualquier noche en azoteas inmaculadas y un enorme cielo celeste a modo de caja negra de una inmensidad tan infinita que asusta. Joder como flipo, todo es tan real como que estoy vivo. Decido escribir la experiencia cuando el último pirata se marcha sin despedirse mientras caigo en la cuenta que se han dejado el atrezzo repartido por toda la casa, dirijo mi mirada a la ventana y el abismo también continua ahí. Definitivamente se me van las ganas de volver a mirar para abajo y no lo hago porque no quiero volver a caerme.
¡¡Viva el teatro¡¡, ¡¡Viva la Imaginación¡¡. Rebusco en el cubo de basura y cojo el paquete de Saimaza y leo con atención su composición, aditivos y conservantes

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